Navegando a dos ruedas,
contra reloj
no iba subiendo olas de montaña,
ni surfeando la cuesta abajo
mi marinero de sotavento,
cuando en esta tarde
de agua dulce
el horizonte de sus ojos salados
me trajo su sugerente silueta
llaneando en la mar calma
del parque enciclopédico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos gustan tus comentarios...